El viejo estoicismo helenístico y romano vivió una segunda edad de oro en la Europa de los siglos XVI y XVII. En un contexto de inseguridades y conflictos, llamaba la atención su ética, que prometía alcanzar la imperturbabilidad mediante la supresión de las pasiones, y su propuesta centrada en la virtud de la constancia. Pero, más allá de la recuperación de las recetas estoicas para neutralizar los males del mundo, ¿cómo fue posible que una doctrina pagana, que era inmanentista, determinista, panteísta y monista, ganase la atención de no pocos espíritus inquietos tanto en el bando católico como en el protestante? ¿Cómo se leyeron y entendieron los escasos textos antiguos que se conservaban? ¿Qué debates se produjeron en torno a las nociones estoicas más controvertidas, como la aceptación del suicidio o la eliminación de la afectividad? ¿Qué papel jugó el estoicismo en la política altomoderna? Este libro trata de dar respuestas a estas preguntas a partir de los textos publicados en toda Europa entre 1580 y 1650 que tratan asuntos estoicos, los actualizan, los comentan, los interpretan o los contradicen. Asimismo, se han tenido en cuenta manifestaciones artísticas y obras literarias que presentaron ante públicos diversos las ideas de la Stoa y que son síntoma de su calado en el ambiente cultural tardorrenacentista y barroco. Todo ello pone de manifiesto que alrededor de 1600 el estoicismo se convirtió en una seria alternativa a los paradigmas hegemónicos ético-políticos y que, además, constituyó una fase determinante en la primera modernidad. Entonces Europa vivió su pasión estoica.

Adolfo Carrasco Martínez enseña Historia Moderna en la Universidad de Valladolid y antes lo hizo en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor visitante en las universidades Nacional de Mar del Plata (Argentina) y L’Aquila (Italia). Sus investigaciones se orientaron primero a la historia de la nobleza española y europea, con títulos como Sangre, honor y privilegio. La nobleza española bajo los Austrias (2000) y El poder de la sangre. Los duques del Infantado, 1601-1843 (2010). Posteriormente, ha estudiado el universo mental aristocrático y el debate en torno a la idea de nobleza en los siglos XVI y XVII. En la actualidad, trabaja sobre la configuración del pensamiento político y ético en el seno de la cultura altomoderna y los debates intelectuales que se produjeron.